El mismo día en que asumió la presidencia de Brasil, Luiz Inacio “Lula” da Silva firmó una serie de decretos sobre algunos de los temas de los que se expresó en la campaña. Entre ellos, la suspensión de la política sobre adquisición de armas y el retiro inmediato del programa de privatizaciones de la petrolera Petrobras, la de logística Correios y la Empresa Brasileña de Comunicación (EBC). Las medidas fueron anticipadas en su discurso frente al Parlamento.
En el marco de su tercer mandato como presidente de Brasil, Lula no dudó en realizar una serie de decretos para poner fin a algunas de las políticas realizadas por su antecesor de extrema derecha Jair Bolsonaro. Aun no fueron publicados en el Diario Oficial (DOU), pero las actas se firmaron en el Palacio del Planalto.
A las pocas horas de recibir la banda presidencial firmó un decreto que extiende por 60 días la exención de impuestos federales para los combustibles, una medida destinada a reducir su costo. El decreto se encontraba entre el primer lote de decisiones tomadas por Lula horas después de su investidura como presidente, tras reemplazar a Bolsonaro y establecer oficialmente su gabinete de 37 ministros.
Asimismo, y en una clara definición de principios, suspendió el registro de nuevas armas que podían ser adquiridas por civiles, mientras que también suspendió la autorización para la apertura de nuevos clubes de tiro hasta nueva reglamentación y por último redujo de seis a tres el número de armas que puede tener un civil en su casa, según recogió la agencia Télam. “Brasil no necesita armas en manos del pueblo”, dijo.
Por otro lado, un decreto también restableció el funcionamiento del Fondo Amazonía. El fondo se paralizó en el primer año de gobierno de Bolsonaro, cuando Alemania y Noruega pararon las donaciones porque se extinguieron los comités que gestionaban los recursos. Con eso, se frenaron R$3200 millones que ya habían sido donados, según informó el medio local O’Globo.
También en el área ambiental, se publicó un decreto sobre el combate a la deforestación en todos los ambientes, y se derogó una medida sobre minería ilegal. El Ministerio del Medio Ambiente aún deberá presentar, en 45 días, una propuesta de nueva regulación del Consejo Nacional del Medio Ambiente (Conama), cuya composición fue modificada por Bolsonaro.
Tras ello, se firmaron tres medidas provisionales (MP): una que reestructura el gobierno, aumentando el número de ministerios; otra que amplía la exención de impuestos federales sobre combustibles y una tercera que viabiliza el pago de R$600 del Auxílio Brasil, que volverá a llamarse Bolsa Família.
En educación, se derogó un decreto que permitía escuelas especiales dirigidas sólo a estudiantes con discapacidad y otro que trata de la participación social en la discusión y elaboración de políticas públicas.
Todo lo anticipó en su primer discurso
Más temprano, en su discurso frente al Congreso definió cuáles iban a ser sus prioridades de cara a su nuevo mandato. Lula expresó su compromiso de “responder a las esperanzas de un pueblo sufrido”.
En tanto, en un párrafo referido a la política exterior del nuevo gobierno, su primera afirmación estuvo referida al compromiso de “revitalizar el Mercosur”.
Por otro lado, afirmó ante el Congreso lo que se anunció como una de las prioridades de su gobierno: el cuidado del Medio Ambiente; para lo que nombró como ministra a quien ya ejerció ese cargo en su primer gobierno, Marina Silva. “Brasil no debe deforestar”, dijo. Y agregó: “Brasil es responsable de la Amazonia”.
En suma, luego de enumerar los “desastres” causados durante el gobierno anterior, Lula prometió: “Vamos a reconstruir Brasil”. En un mensaje en el que cargó contra su antecesor, el flamante mandatario dijo que Bolsonaro promueve la barbarie. “La gente debe saber cómo encontramos el país”, planteó y acusó: “Destruyeron el Estado”.
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