«No vamos a subir a Máximo (Kirchner) a ningún ring». La definición de un dirigente de la primera línea de la CGT exteriorizó este martes la firme determinación de la cúpula gremial de no escalar en su enfrentamientos público con La Cámpora tras las duras críticas con las que el diputado e hijo de la vicepresidenta Cristina Kirchner se despachó en su celebración por el Día de la Lealtad desde el escenario de la Plaza de Mayo.
Los cruces que marcaron el tradicional festejo peronista fueron el eje de análisis de una reunión reservada que mantuvo un grupo de jefes cegetistas en la sede de la Uocra en el día después de los diversos actos que escenificaron la división puertas adentro del Frente de Todos, confiaron fuentes sindicales.
La decisión de no responder los cuestionamientos del líder de La Cámpora no evitaron, sin embargo, los reproches que en privado distintos dirigentes formularon contra sus expresiones. «Solo les preocupa mantener el control de las cajas del Estado, pero no vamos detrás de ninguna caja», lanzó uno de los caciques cegetistas al intentar explicara la embestida de Máximo Kirchner. Y amplió, en diálogo con Clarín: «No pedimos cargos, sino estar estar sentados para debatir. Ellos se preocupan solo por las cajas, están viendo que se pierden las elecciones y quieren refugiarse en el núcleo propio».
Otro dirigente fue aún más duro y atribuyó los cuestionamientos del jefe camporista a «una señal de debilidad». «Es una muestra de decadencia muy fuerte del kirchnerismo. Marca que dimos en la tecla y que nos hemos fortalecido», razonó, antes de anticipar que la central obrera avanzará en el diálogo con gobernadores, intendentes y otros espacios del peronismo en la apuesta de consolidar el movimiento político sindical que lanzaron este lunes.
Los cortocircuitos entre la CGT y la agrupación kirchnerista fueron la nota sobresaliente de las celebraciones por el Día de la Lealtad. En el estadio de Obras Sanitarias, los sectores mayoritarios de la central obrera lanzaron un espacio político propio y reclamaron ser parte en el proceso de toma de decisiones y tener lugares en las listas de 2023. Pero, además, desde los discursos acusaron a La Cámpora de «usar el disfraz del peronismo» y criticaron que ocupan más cargos en el partido que la representación sindical.
La réplica del kirchnerismo no se hizo esperar y unas horas después: frente al micrófono del palco central de Plaza de Mayo y rodeado por Pablo Moyano y los gremios duros, Máximo Kirchner reprochó que la CGT «se junte para pedir una banca» y hasta habló de «traidores» de los trabajadores.
El tenor de los cruces continuó haciendo ruido en el día después, aunque los sindicalistas se cuidaron especialmente de no seguir profundizando en público las diferencias. Optaron, en cambio, por intercambiar opiniones en una charla a puertas cerradas. Se repitieron en ese marco las críticas al kirchnerismo y al hijo de la Vicepresidenta.
No faltaron tampoco algunos reproches al número dos de camioneros y también triunviro de la central. «Le entregó el 17 de octubre a La Cámpora», acusó uno de los dirigentes más críticos de Moyano hijo. No obstante, otros gremialistas rescataron su decisión de no sumarse a los cuestionamientos de Máximo y esquivar los micrófonos en la Plaza, cediendo sus minutos en el cierre del acto al referente de Smata Mario Manrique. Para varios dirigentes esa decisión respondió a un pedido expreso del propio Hugo Moyano.
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