No para de ganar. Y tiene una virtud, más allá de los desniveles de su juego, tan cuestionado por el contorno. Se sobrepone a las adversidades. De un penal errado por su capitán, inmediatamente lesionado y momentos de zozobras cuando pareció reaccionar Sarmiento a un gol que lo impulsa en la recta final del campeonato.
Y un buen segundo tiempo, claro, en el que los simpatizantes “neutrales” merecieron pegar algún grito más en Junín. Sebastián Meza fue protagonista. Por el remate desde los doce pasos que le tapó a Marcos Rojo, una redención después de la infracción que derivó en el firme fallo de Facundo Tello. Por esas cuatro pelotas que neutralizó ante Darío Benedetto, Oscar Romero –dos veces- y Frank Fabra en la etapa final. Y por ese disparo en tiempo adicional que casi lo convierte en el héroe verde –y del resto de los hinchas de los clubes que pelean arriba—hasta que aparecieron los guantes de acero de Agustín Rossi.
¿Cuál es el secreto de Boca, que está a solo media docena de puntos de ser campeón sin depender del resto de los resultados? Ganó 10 de los últimos 13 partidos, todos por la mínima diferencia. La actitud, jugadores iluminados, algún rasgo de solidez, atributos que no lo hacen brillar, pero terminan siendo decisivos. No obstante, fue superior a Sarmiento en el balance general.
En el primer tiempo, manejó la pelota con la dinámica de sus volantes y un cambio clave: el ingreso de Cristian Medina en lugar de Pol Fernández. Y aunque Hugo Ibarra dijo que la modificación obedeció a la “administración de cargas” producto de la seguidilla, el juvenil le dio mayor intensidad al mediocampo. Boca tuvo movilidad. Y fue agresivo en ataque. Fundamentalmente, con Luca Langoni.
El pibe está angelado. Es veloz, vivo, está concentrado. Y participó en las dos situaciones cruciales del partido. Primero, para recibir un tiro libre rápido de Oscar Romero, que jugó rápido tras una falta de Lucas Castro y bastó un quiebre de cintura para que Meza, que salió apurado a achicar, lo bajara en la puerta del área. Rojo tomó la responsabilidad de la ejecución y el arquero local corrigió su error. Tapó con sus piernas. Fue un tiro anunciado, casi a ras del césped y en el centro del arco.
Boca pareció sentir el impacto y Sarmiento se envalentonó. Encontró espacios, creció Lisandro López, se desplegó Yair Arismendi por la izquierda, fluyó Castro y tuvo que intervenir Rossi ante una volea de Luciano Gondou. Sin embargo, la posibilidad más clara, aunque parezca una increíble, se dio antes del gol que sufrió en su propia área.
Lisandro descargó en Gondou que rebotó de espaldas y el bombazo del veterano delantero encontró una magnífica respuesta de Rossi. De ese tiro de esquina, llegó el rechazo y la contra letal. Condujo Medina de punta a punta, abrió para Benedetto y el centro atrás del “9” dejó a Langoni de frente a Meza. La arremetida del atacante de 20 años terminó con la certeza del gol. Y al entretiempo viajó con la ventaja en el momento más difícil del partido.
Israel Damonte hizo un movimiento que mejoró su equipo. Pasó a David Gallardo a la izquierda, sacó a Arismendi y ubicó a Sergio Quiroga a la derecha. Con el perfil cambiado, ambos volantes externos complicaron, sobre todo a Luis Advíncula.
De todos modos, Boca tuvo las chances más claras. Un cabezazo de Benedetto a la salida de un córner que se perdió apenas desviado; una excursión de Medina por la derecha y el centro atrás para Romero que remató cruzado en el segundo palo y se topó con una gran reacción de Meza; y un slalom de Fabra a pura gambeta que terminó en un zurdazo que, una vez más, controló el arquero de Sarmiento.
Boca erraba e Ibarra decidió meter mano en el banco. Entraron Pol Fernández, Vázquez y Ramírez. Damonte apostó a otro “9”, Jonathan Torres. Rossi apareció tres veces para salvar su arco. Meza, enfrente, le ahogó el grito a Romero. El final tuvo dramatismo porque se adicionaron 7 minutos. Pero todo terminó con otro triunfo de Boca que jugará bien, mal o regular, pero suma. Como casi siempre.
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