Funcionarios en Beijing aseguraron que el artefacto espacial de 18 toneladas volvió al planeta. El descenso del segmento coincidió con las predicciones de algunos expertos de que cualquier residuo habría salpicado al océano, dado que el 70 por ciento del planeta está cubierto por agua.
Un gran segmento de un cohete chino volvió a entrar en la atmósfera de la Tierra y se desintegró sobre el Océano Índico, al norte de las Maldivas, este domingo, según aseguró la agencia espacial china, luego de especulaciones sobre dónde caería el objeto de 18 toneladas.
Funcionarios en Beijing habían dicho que había poco riesgo por el segmento en caída libre del cohete Long March-5B, que lanzó el primer módulo de la nueva estación espacial de China a la órbita terrestre el 29 de abril.
“Después del monitoreo y análisis, a las 10:24 (0224 GMT) del 9 de mayo de 2021, los restos de la última etapa del vehículo de lanzamiento Long March 5B Yao-2 han vuelto a entrar en la atmósfera”, dijo la Oficina de Ingeniería Espacial Tripulada de China en un comunicado, proporcionando coordenadas para un punto en el Océano Índico cerca de las Maldivas.
Agregó que la mayor parte del segmento se desintegró y fue destruido durante el reingreso.
El servicio de monitoreo Space-Track, que utiliza datos militares de EEUU, También confirmó el reingreso.
“Todos los demás que sigan el reingreso de #LongMarch5B pueden relajarse. El cohete cayó”, tuiteó.
El descenso del segmento coincidió con las predicciones de algunos expertos de que cualquier residuo habría salpicado al océano, dado que el 70 por ciento del planeta está cubierto por agua.
Pero el reingreso incontrolado de un objeto tan grande había provocado preocupaciones sobre posibles daños y víctimas, a pesar de que la probabilidad estadística era baja.
El país asiático puso en órbita el 29 de abril el primer módulo de su estación espacial, gracias al cohete portador Long March 5B, el más potente e imponente lanzador chino.
China, muy discreta en este asunto, no publicó ninguna previsión sobre el posible horario de la entrada a la atmósfera terrestre, donde debía desintegrarse total o parcialmente.
Para la agencia espacial rusa Roscosmos, la entrada podía hacerse a las 23H30 GMT del sábado en el sur de Indonesia. Mientras que el Departamento de Defensa estadounidense calculaba que ocurrirá hacia las 23H00 GMT, con un margen de error de nueve horas.
Tras un largo silencio de las autoridades espaciales y diplomáticas chinas, Beijing reaccionó finalmente el viernes.
“La mayoría de los componentes (del cohete) se quemarán y destruirán al entrar en la atmósfera”, aseguró el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin.
“La probabilidad de causar daños a las actividades aéreas o (a las personas, construcciones) en tierra es extremadamente baja”, afirmó en rueda de prensa.
El astrónomo radicado en Harvard Jonathan McDowell reaccionó en Twitter el sábado: “Nuevas predicciones de la Fuerza Espacial 18SPCS lo reduce a una órbita: Costa Rica, Haití, España, Cerdeña, Italia, Grecia y Creta, Israel, Jordania, Australia, Nueva Zelanda, Arabia Saudita”.
Probabilidades del impacto
Los medios de comunicación chinos daban este sábado una cobertura mínima del acontecimiento y se limitaban a reproducir las palabras del portavoz de la diplomacia.
Aunque partes del cohete queden intactas tras su entrada en la atmósfera, hay grandes posibilidades de que se hayan destruido en el mar porque el 70% del planeta es agua.
“Esperamos que aterricen en un lugar donde no hagan daño a nadie”, declaró el viernes Mike Howard, portavoz del Departamento de Defensa de Estados Unidos, subrayando que su país seguía de cerca la trayectoria del cohete.
El secretario de Defensa, Lloyd Austin, aseguró el pasado jueves que su país no tenía ninguna intención de destruir la nave china. Pero insinuó que China no planificó con suficiente cuidado su lanzamiento.
“Dado el tamaño del objeto, es inevitable que queden grandes trozos”, afirmó Florent Delefie, astrónomo del Observatorio de Paris-PSL.
Pero la probabilidad de un impacto en una zona habitada era “mínima, probablemente menos de una entre un millón”, dijo Nicolas Bobrinsky, jefe del departamento de Ingeniería e Innovación de la Agencia Espacial Europea (ESA).
“Trozos metálicos”
“No hay necesidad de preocuparse demasiado”, afirmó Jonathan McDowell, astrónomo del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica, en Estados Unidos.
“Pero el hecho de que una tonelada de trozos metálicos caiga sobre la Tierra a cientos de km/h no es una buena práctica, y China debería revisar el diseño de las misiones Long March 5B para evitar esto”, agregó.
En 2020, desechos de otro cohete Long March se estrellaron sobre aldeas de Costa de Marfil, provocando daños, pero sin dejar heridos.
El laboratorio espacial Tiangong-1 se desintegró al reingresar a la atmósfera en 2018, dos años después de dejar de funcionar, aunque las autoridades chinas negaron haber perdido el control de la nave.
China ha invertido desde hace varias décadas miles de millones de dólares en su programa espacial.
El gigante asiático envió a su primer astronauta al espacio en 2003. Una sonda china se posó en el lado oculto de la Luna en 2019, una primicia mundial.
El año pasado, trajo muestras de la Luna y terminó Beidu, su sistema de navegación por satélite (competidor del GPS estadounidense).
Y en las próximas semanas, China prevé posar un pequeño robot con ruedas en Marte. Además, la agencia espacial china anunció su intención de construir una base lunar con Rusia.
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