Aseguran que fue cómplice del obispo Zanchetta, también acusado de abuso.
Una nueva denuncia por abuso sexual eclesiástico se radicó a fines de la semana pasada en Tartagal. El sacerdote Fernando Paez es acusado de tocamientos y acoso sexual por parte de un joven que también lo señaló como «cómplice» del obispo Zanchetta, imputado por el mismo delito en el fuero penal y eclesiástico. El joven, en un estado de vulnerabilidad delicado (afirma tener dos intentos de suicidio), denunció que fue «abandonado» por la iglesia donde habría intentado denunciar al religioso.
Las denuncias radicadas durante el verano en contra del obispo Gustavo Zanchetta, amigo del papa Francisco, hicieron que el joven barajara la posibilidad de asentar su propia denuncia penal contra quien señala como su abusador, Fernando Paez.
En aquella oportunidad brindó una nota al diario El Tribuno. Sin dar muchos detalles contó que estaba siendo «hostigado» por un sacerdote, lo que le traía consecuencias psicológicas. «Más adelante me animaré a hablar», le aseguró en febrero a este matutino. Ahora, se decidió a denunciarlo bajo identidad reservada por «temor a las poderosas amistades de Paez en el pueblo. Es muy influyente», advirtió.
La denuncia se enmarcaría dentro de la figura de abuso sexual simple y acoso por hechos que habrían ocurrido entre el 2015 y el 2017, cuando el joven tenía entre 18 y 21 años y era un activo colaborador de la iglesia de su barrio a la que concurría atormentado por «problemas familiares». «Me daba abrazos y me decía te amo al oído mientras me daba besos en el cuello», contó. Aseguró que ante sus rechazos las respuestas de parte de Paez eran de enojo, que luego se fueron transformando en «difamaciones» por las que, indicó, aún hoy no puede regresar a la iglesia de su barrio.
«Una de las manipulaciones que usó fue convencerme de que era un huérfano emocional, un herido y que la culpa era de mis padres. Hizo que yo me ponga en contra de mi familia y amigos para que confíe solamente en él», relató el joven que manifestó que esto le dejó secuelas psicológicas con las que lucha diariamente por reponerse. «En el transcurso del año intenté suicidarme dos veces, me autoflagelé los brazos y estuve tomando (bebidas alcohólicas) mucho», indicó el denunciante.
En cuanto a las respuestas que obtuvo de parte de la iglesia el joven fue tajante: «Scozzina (obispo de Orán) no me brindó ninguna ayuda, me dejó prácticamente en la calle». Las acusaciones formarían parte de la denuncia penal donde ubicarían a la institución religiosa en una situación comprometedora ante los intentos de denuncias que habrían llegado incluso al investigador de Zanchetta, el obispo de Tucumán Carlos Sánchez mientras tomaba las testimoniales dentro del proceso canónico.
«Cuando hablé con Sánchez por lo de Zanchetta y le dije que quería denunciar a Paez, no me quiso tomar la denuncia, porque dijo que tenía que ser ante el obispo diocesano Scozzina o ante el obispado metropolitano, Mario Cargnello.
Yo pedí ayuda al obispo Scozzina, en enero, febrero y lo único que me dijo fue que vaya y lo encare a Paez como hombre y que le diga que se deje de molestar, es la única solución que él me dio. La iglesia me dejó desprotegido, no hicieron nada con él, no me hace bien tenerlo cerca de mi casa le pedí que lo saquen de acá y nada», relató el joven que asegura que el sacerdote vive a seis cuadras de su casa. «No me hace bien tenerlo cerca», insistió.
Las vinculaciones con el obispo Zanchetta se trazan a raíz de también «aviso desoídos» y porque «Paez le contaba nuestras confesiones para que él (Zanchetta), luego nos manipulara con cosas privadas», acusó el joven que aseguró que además de obtener justicia, lo empuja el evitar «otros posibles abusos»: «Paez sigue llevando a menores de edad a dormir a su casa ese es un gran miedo que yo tengo, porque quizás yo tuve suerte de que no me hiciera nada más grave, pero no sé si estos menores de edad tuvieron la misma suerte», advirtió.
Fuentes eclesiásticas aseguran que Jorge Lugones, exobispo de Orán, también por una denuncia de abuso habría suspendido a Paez de sus funciones ministeriales y habría sido recluido en Tucumán durante un año hasta que el obispo Colombo lo repuso a sus actividades. Otro antecedente que se señala es que no pudo terminar sus estudios en el seminario de Tucumán por «inconductas con jóvenes. Hasta que fue ordenado por el obispo Sueldo».
«¿Cuando vamos a poner en practica la tolerancia cero ante los curas que tienen antecedentes? Esta es la oportunidad para aplicar esa nueva ley de tolerancia cero y ese protocolo que está armado. ¿Qué esperan, que alguien sea abusado carnalmente para recién hacer algo?», reprochó.
La denuncia fue radicada ante el fiscal penal N§ 1 de Tartagal, Gonzalo Vega, pero ante filtraciones que se dieron del testimonio del joven que había testificado bajo reserva, desde la Procuración se aseguró que se harían cargo de la causa. «Se dieron a conocer afirmaciones que no fueron ciertas, ya no confío en la Justicia de Tartagal», lamentó el joven.
“Escrito o difamación”
Ante las acusaciones de desoír denuncias sobre el sacerdote Páez y mandar al denunciante a enfrentarlo al religioso, el sucesor de Zanchetta aseguró que “nunca lo mandé a hablar con Páez. El que quiere hacer una denuncia sabe muy bien, en cualquier situación se presenta algo por escrito”. Un papel que asegura que nunca le llegó, pero si “comentarios”. “Aquí en Orán hay comentarios de todo el mundo. La cuestión es que tenemos que ser serios en todo esto. Tiene que ser por escrito, sino son difamaciones”. Sobre si Páez ya estuvo suspendido por denuncias de abuso, aseguró “no saber”.
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