Venció 2 a 0 a Palestino con goles de Pinola y Nacho Fernández. Borré se fue expulsado. Primero fue vertical y profundo, luego entró Palacios y tuvo más juego.
Hay algunas cosas que River sostiene a pesar de los cambios y de las ausencia. La jerarquía de equipo grande en primer lugar. El “hambre” por seguir en los primeros lugares, después. Y la competitividad en cada jugada de cada partido, por último. En suma, un combo que garantiza sino el triunfo, al menos la seguridad de que estará a la altura de las circunstancias. River se traía la clasificación con un triunfo pero un resultado adverso aún le daba la chance en la última fecha cuando reciba al Inter gaúcho. Peor estaba Palestino, al que sólo la victoria le daba esperanzas ciertas y el empate lo dejaba preso del resultado de River-Inter en Núñez. Demasiada adversidad para los chilenos. Corroborada en los 90.
Ya no está Pity Martínez. Está lesionado Juanfer Quintero. De a poco está volviendo Exequiel Palacios. Los mejores pies, perdidos o ausentes. La menor calidad de Pérez o Zuculini se disimula con el gran momento de Nacho Fernández y el protagonismo que Gallardo le hizo ganar a De la Cruz, a fuerza de hacerlo titular. Menos juego pero la intensidad de siempre. Y como Palestino salió a presionar bien arriba, quedaban dos caminos: salir por Montiel o Angileri o buscar largo a Pratto y a Suárez. La primera opción quedaba a medio camino porque recibida la pelota, Montiel o Angileri debían jugar.
Y entonces se extraña aquella técnica de Pity, Juanfer o Palacios. Como la primera salió bien, River prefirió atacar profundo saltando la zona de volantes chilenos Y le dio resultados. Hubo dos llegadas claras en dos réplicas. Una con Suárez enviando eun centro a Pratto que el Oso no pudo resolver y otra en una contra que inició Montiel, siguió por Pratto y terminó en una volea de Pratto, débil.
Palestino presionaba, pero no siempre marcaba bien. Ya en su campo, si alguno fallaba en el quite iban a la falta. Así fue que Soto bajó a Suárez y se lesionó el cordobés. Así llegó el tiro libre desde la izquierda a la media hora que Nacho Fernández sacó con una gran rosca al segundo palo. River puso cinco cabeceadores y la pelota pasó a todos hasta que le cayó justo a la zambullida de Pinola, quien metió el cabezazo bajo y cruzado. Hubo complicidad del arquero González. Vio pasar la pelota delante de sus pies y la acompañó. Gol.
En desventaja, Ivo Basay trató de darle soluciones a su equipo. Marcelo Gallardo respondió de inmediato. Y apareció el facto azaroso porque Nacho Fernández metió el segundo con otra ayuda inestimable del arquero y enseguida Passerini se perdió el descuento cuando quedó solito frente a Armani.
Fue así. Basay puso a Guerrero por Cortés, y lo dejó como doble cinco con Farías y subió a Fernández. El 4-3-2-1 se convirtió en 4-2-3-1. Palestino ganó en juego, en una ocupación más amplia de terreno y progresó sobre los últimos metros de River. la respuesta fue rápida. Gallardo sacó a Bruno Zuculini y corrió a Enzo Pérez como único volante central. Abandonó esa idea de “ir por arriba” y buscó el juego por abajo que antes no tenía porque hizo entrar a Palacios.
Y Palacios le cambió la cara al equipo porque a partir de sus características, el resto entendió el mensaje: menos pases largos y más toque, distracción y cambio de ritmo. Lo dicho, enseguida llegó el segundo gol. Toques cortos y cambio a la entrada de Nacho. reaccionó tarde y mal el arquero González y Fernández se la llevó de atropellada hacia el arco vacío.
El golpe de nocaut para los chilenos llegó cuando Passerini la bajó de pecho y le dio al poste. Si no era esa, díficil que fuera otra. Quedaban todavía más de veinte minutos y al 2-0 del marcador River le sumó la ventaja del hombre de más porque Julián Fernández le metió una patada criminal a Enzo Pérez y vio la roja directa. Out y final.
River es el campeón de la Libertadores. Dio muestra acabada de que mira con cariño el bis. Falta mucho, desde luego. Y rivales más poderosos que Palestino. Pero está en camino. Ya puso pie en octavos.
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