Unión ganó 2-1 y le causó la segunda caída consecutiva como local. Se complica su llegada a los puestos de clasificación a las copas.
No arranca River. Su juego en el inicio de este 2019 está eclipsado. O en un estado de obnubilación. Tal vez porque aún perduran las burbujas de ese eterno festejo tras ganarle la final de la Copa Libertadores a Boca, un hecho que todavía está muy reciente. De hecho, los hinchas volvieron a acordarse del rival de toda la vida cuando el equipo de Marcelo Gallardo ingresó al campo de juego del Monumental y los acompañó el “Dale campeón, dale campeón” que se entonó en las tribunas. Pero River sigue sin arrancar. Y volvió a caer como local, esta vez contra Unión. Así, ya se le pasaron dos de los cuatro partidos que debía en la Superliga sin poder descontarle puntos a Racing, el líder del certamen, según publicó Clarín.
River repitió a 10 de los 11 nombres que habían jugado el sábado contra Defensa y Justicia. Pero la continuidad en el juego no le trajo efectos positivos. Arrancó con Juanfer Quintero suelto como el otro día pero enseguida hubo un cambio posicional. El colombiano se situó a la derecha, casi de puntero, mientras que su compatriota Rafael Borré se paró de 9 y Pratto fue a la izquierda. Así armaron un tridente de ataque.
Con Juanfer en ese sector parecía que River podía sacar ventaja. Al colombiano le quedaba ideal la cancha cundo enganchaba de afuera hacia adentro para quedar mejor posicionado con la zurda, su pierna hábil, de frente al arco. Y un par de jugadas suyas ilusionaron a los hinchas. En una dejó mano a mano a Borré con Nereo Fernández (el arquero de Unión tapó el remate aunque le cobraron posición adelantada al delantero de River) y en la otra casi hace el gol a Boca en Madrid pero desde un poco más lejos. También un corner para un cabezazo de Montiel. Solo fueron avisos. Quintero se diluyó con el correr de los minutos y el juego de River también.
De la única manera que el local logró sorprender en la primera mitad fue cuando Montiel pasaba al ataque. Como en esa jugada en la que el lateral derecho envió un centro atrás (luego de recibir de Quintero, tras una recuperación de Enzo Pérez) y Pratto no estuvo fino para conectar el centro atrás.
Unión cerraba los circuitos por el medio con mucho despliegue de sus mediocampistas y un gran trabajado de Nelson Acevedo, uno de los volantes centrales, siempre bien ubicado. Jugaba en menos de 50 metros el equipo de Leonardo Madelón, con las líneas bien juntas. Lo cerraba en un embudo a River. Y esperaba agazapado para el contraataque.
Había avisado con una buena jugada de Augusto Lotti, el verdugo de Boca en Mar del Plata, en la que dejó pagando a los marcadores centrales de River pero no llegó a definir. Y con otra de Troyansky que tapó Armani. Hasta que Fragapane metió un pase filtrado que agarró mal parado al pibe Kevin Sibille, quien le cometió infracción a Troyansky. Quedó la duda si fue afuera o adentro, en una jugada que era para VAR. Lamolina pitó penal y Fragapane lo cambió por gol.
Intentó River generar peligro otra vez a partir de la zurda de Juanfer. Hubo algunas buenas combinaciones que no llegaron a buen puerto y el juego de River se ahogó rápidamente. Y dio la sensación que todo dependía de Juanfer. Deberá corregirlo River. Es que cuando el colombiano entra en alguna intermitencia, ¿quién aparece? Palacios y Nacho Fernández deben levantar su nivel.
Unión siguió defendiendo en bloque. Cerca de su arco, es cierto. Pero con mucha efectividad. Es que River casi no inquietó a Nereo Fernández. Y en el primer avance serio que realizó en el complemento, dio el golpe letal. Acevedo trepó desde la mitad de la cancha, entró gambeteando por el callejón de Sibille y cuando levantó la vista encontró a Zabala, que apareció por el otro lado para poner el 2-0 y saborear un triunfo sobre el otro coloso del fútbol argentino, esta vez de manera oficial.
El partido estaba sentenciado. Y River no pudo torcer la historia a pesar de ese zurdazo de Juanfer que se desvió en la cabeza de Bottinelli y se clavó en la red. Fue un premio para la búsqueda incesante del colombiano aunque no modificó nada, a pesar del empuje del final por conseguir la igualdad
A River se le escaparon dos chances inmejorables para meterse de lleno en la pelea por el torneo, que ya le quedó lejísimos. Será momento, ahora, de reformular los objetivos a corto plazo.
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