Un médico expuso que el cianuro de potasio que ingirió la joven fue letal y, en cuestión de minutos, la condujo a la muerte.
Desde que inició el juicio, Franco Gaspar Cinco escuchó fuertes testimonios en su contra, quizás el más comprometedor el de la tatorista que aseguró que el acusado le confesó haber envenenado con cianuro a Alejandra Párraga y al hijo de ella, Amir.
Cuando nada parecía moverlo de su personaje, siempre quieto, estático pese a lo que escucha decir sobre él, hoy el imputado por el doble crimen se quebró y abandonó la sala cuando se expusieron las fotos de la autopsia del cuerpo de Alejandra.
El juez Ángel Amadeo Longarte le avisó a la familia Párraga y los demás presentes en la Sala de Grandes Juicios que se proyectarían fuertes fotos y que, quizás, lo más conveniente no era verlas. Entonces los familiares de las víctimas se retiraron y solo quedó la prensa, junto al Tribunal, el fiscal, la querella y el defensor del acusado.
“Alejandra no tenía muchas chances de sobrevivir por las lesiones pulmonares que tenía”
El encargado de exponer las graves lesiones que provoca el cianuro en el cuerpo humano fue el médico del CIF, Daniel Eduardo Dib, que casualmente atendió a Alejandra cuando ingresó en sus últimos momentos al hospital San Bernardo, el 5 de junio de 2017.
“Alejandra no tenía muchas chances de sobrevivir por las lesiones pulmonares que tenía”, dijo el médico agregando que las lesiones provocadas por la inhalación e ingesta del veneno fueron gravísimas y la llevaron rápidamente a la muerte.
Desde que recibió los primeros auxilios hasta que ingresó al Hospital, “la chica en ningún momento recuperó la coloración, tenía un color raro y una sequedad en su cuerpo”, dijo.
El cuerpo no tenía signos de violencia pero las quemaduras en sus labios, producidas por el cianuro, alarmaron al médico y los otros profesionales que sin dudas el daño había mayor se encontraba en su organismo, al haber ingerido el veneno.
Entre los escalofriantes detalles, recordó que la joven mamá falleció a causa de un edema pulmonar. El cianuro fue devastador y le impidió que el oxígeno sea transportado por los glóbulos rojos hacia las células del organismo. En su estómago encontraron 50 centímetros cúbicos del veneno que había ingerido.
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