El régimen de Kim Jong-un dijo haber detonado una bomba de hidrógeno, capaz de adaptarse a la cabeza de un misil balístico intercontinental; EE.UU. prometió una «respuesta militar masiva»; hoy se reúne el Consejo de Seguridad
Esta vez fue mucho más que una amenaza verbal. Corea del Norte traspasó los límites y exhibió ayer todo su poder con un nueva prueba nuclear, en la que supuestamente detonó con éxito una bomba de hidrógeno que puede adaptarse a la ojiva de un misil de alcance intercontinental. El ensayo, el sexto y el más potente hasta la fecha, provocó un dura advertencia de Estados Unidos, que prometió una «respuesta militar masiva» en caso de una amenaza norcoreana contra su territorio o el de sus aliados, según informo Clarín.
La sorpresiva explosión subterránea, que causó temblores en China y Corea del Sur, parece haber excedido la magnitud de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki en la Segunda Guerra Mundial.
Washington respondió con furia al ensayo nuclear. «Cualquier amenaza a Estados Unidos o sus territorios, incluyendo Guam, o a nuestros aliados será acreedora a una respuesta militar masiva, tanto efectiva como abrumadora», dijo el secretario de Defensa estadounidense, Jim Mattis.
Por su parte, el presidente norteamericano, Donald Trump, se abstuvo de descartar una acción militar y amenazó con suspender el comercio con cualquier país que haga negocios con Pyongyang.
Al salir de un servicio religioso, consultado sobre si Estados Unidos atacaría a Corea del Norte, Trump respondió: «Veremos».
La amenaza comercial de Trump, publicada en Twitter, podría ser una forma de presionar a China, el principal socio comercial de Kim Jong-un. El presidente cuestionó, además, a su aliado Corea del Sur.
«Corea del Sur está encontrando, como les dije, que sus palabras de apaciguamiento con Corea del Norte no funcionarán, ¡ellos sólo entienden una cosa!», dijo Trump en un tuit ayer por la mañana.
Trump pareció estar culpando a Seúl por una política que abandonó hace años: la de tratar de atenuar la postura norcoreana a través de la asistencia económica.
El problema es que las opciones del presidente son limitadas, según sostiene The New York Times. Aunque el Pentágono evaluó realizar opciones militares contra misiles y sitios nucleares en Corea del Norte y los asesores de Trump han hablado sobre cómo una «guerra preventiva» podría ser necesaria, el riesgo de reavivar la guerra de Corea supone un gran peso para Estados Unidos.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá hoy para discutir la prueba nuclear norcoreana, a pedido de Estados Unidos, Japón, Gran Bretaña, Francia y Corea del Sur, dijo la misión estadounidense ante las Naciones Unidas en un comunicado. La Argentina, en tanto, condenó la detonación y llamó al régimen a «iniciar un proceso de desarme verificable, transparente e irreversible por cuanto estos actos representan amenazas a la paz».
Corea del Norte, que sigue adelante con su programa nuclear y de misiles desafiando las resoluciones y sanciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, dijo en la televisión estatal que el ensayo con una bomba de hidrógeno ordenada por el líder Kim Jong-un fue un «éxito perfecto».
La bomba fue diseñada para ser instalada en un misil balístico intercontinental (ICBM, por sus siglas en inglés) recién desarrollado, agregó Pyongyang.
La prueba fue registrada por agencias sismológicas internacionales, que informaron de un terremoto provocado cerca de una instalación norcoreana. Los analistas que estudiaron el impacto del temblor causado por la explosión -con una magnitud 6,3 según el Servicio Geológico de Estados Unidos- dijeron que hay suficientes evidencias que sugieren que el aislado Estado comunista desarrolló una bomba-H o se estaba acercando bastante.
El ensayo se realizó en medio de una gran tensión regional tras las dos pruebas de ICBM de Pyongyang en julio, que podrían tener un rango potencial de 10.000 kilómetros, lo que pondría a su alcance el continente americano, incluido territorio norteamericano.
De las seis pruebas nucleares efectuadas por Corea del Norte, cuatro han sido bajo las órdenes de Kim Jong-un, que llegó al poder a finales de 2011. Tres de éstas en los últimos 12 meses y cada una más potente que la anterior.
Al mismo tiempo, se han acelerado los lanzamientos de misiles balísticos, los cohetes que deberían ser capaces de transportar estas bombas miniaturizadas hacia su objetivo, con especial hincapié en los proyectiles de medio y largo alcance. Recientemente el régimen disparó uno que cruzó los cielos de Japón y cayó en el Pacífico tras recorrer 2700 kilómetros.
Estos avances cosechados por Pyongyang encontraron una durísima respuesta de Trump, que ha optado en varias ocasiones por adoptar una retórica belicista similar a la que utiliza la propia Corea del Norte y ha puesto sobre la mesa la vía militar.
Agencias Reuters, AFP, AP y ANSA
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